El Juicio Final
- Andrea Castillo
- 4 abr 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 7 oct 2019

Veinte años más tarde de terminar la Capilla Sixtina, en 1533 el Papa Clemente VII de Médicis le encargó a Miguel Ángel le encargó la elaboración de dos frescos en las paredes frontales de la Capilla Sixtina. La primera era la resurrección, sin embargo no se realizó al final. La segunda en la pared del altar que representa el Juicio Final, es un fresco que mide 13 metros de alto por 12 metros de ancho e incluye más de 400 figuras y solamente se encuentran identificadas aproximadamente 50. La realizó entre 1536 a 1541.
En la parte superior se encuentran dos grupos de ángeles portando los símbolos de la pasión: la cruz, la corona de espinas y la columna.

En la mitad de la pared se encuentra el mundo celestial. Cristo se encuentra en el centro representado como un juez que levanta el brazo derecho en señal de impartir justicia. A su lado se encuentra la Virgen María. Ellos dos se encuentran rodeados de los apóstoles y santos que representa el primer grupo circular.

En los pies de Cristo se sitúan dos santos. Por un lado San Lorenzo con una parrilla que es su símbolo y del lado derecho San Bartolomé sujetando su piel que alude a su martirio, ya que él fue desollado. Sin embargo, Miguel Ángel decidió representarse en la piel que lleva San Bartolomé.
En la zona intermedia encontramos tres grupos. El primero a la izquierda representa a los salvados que ascienden al cielo. El segundo grupo son los condenados que caen al infierno y por último en el centro se encuentran los ángeles con trompetas despertando a los muertos de la zona inferior.

En la zona inferior a la derecha se encuentra el traslado de los muertos en la barca de Caronte ante el juez infernal Minos, que se encuentra en la esquina con una serpiente enrollada. Este personaje en realidad sus rasgos corresponde a los de Baggio, maestro de ceremonias de Vaticano y el responsable de la idea de cubrir todos los cuerpos desnudos que aparecían en la obra, incluida la de Cristo. Esta fue la forma en la que Miguel Ángel decidió vengarse de él.
Un dato curioso es que los santos no tienen aureolas y los ángeles no tienen alas. Todos están representados como humanos.

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